dimarts, 24 de gener del 2017

No soy una vasija

Isabel Burdallo, Presidenta del MDD

Estoy embarazada.

El primer trimestre es duro. La comida me sienta mal. Vomito. No puedo comer nada crudo por la toxoplasmosis. Me vuelvo neurótica congelando el jamón y lavando con lejía la fruta. Lo que como y hago tiene consecuencias para una personita que se está formando en mi interior.

Segundo trimestre. Ya me encuentro mejor. Los pantalones no me valen. Tengo las tetas inmensas. Tengo la hormona tiroidea descontrolada por lo que tengo que tomar un pastilla diaria, posiblemente ya de por vida. Empiezo a sentir al bebe. Ya han descartado anomalías en el bebé pero tengo la placenta previa. Hay riesgo de grandes hemorragias. Me recomiendan reposo. Si no se sube la placenta será cesárea segura. 

Tercer trimestre. No me puedo poner los calcetines de lo grande que tengo la barriga. Tengo ardores de estómago. No paro de mear. El bebé se mueve mucho. Me encanta tumbarme en la cama y sentir cómo me da golpecitos, es como si me llamara desde dentro. Me despierta por las noches. No me deja dormir. Es increíble poder llevarlo conmigo a todos sitios. Aquí está a salvo de todo. Me pongo la inyección contra la tosferina para prevenir que la pueda coger al nacer. Por suerte la placenta ha subido. Pero aún así me recomiendan cesárea.

Tengo contracciones. Duele. Duele mucho. Que me pongan la epidural ya. Mierda. La inyección me ha pillado una pierna y he sentido un latigazo recorriéndola. Ya no me puedo mover de cintura para abajo. Joder, con epidural y como duele. Es una presión horrible la que siento en mi interior. Ya llevo 9 horas de parto. Me ponen más oxitocina. Joder, como duele. Ponedme más epidural. 

Ya estás aquí. Te saco con mis manos. Eres una niña. Eres preciosa. Es mi sangre la que te cubre. Es mi cordón umbilical el que unía tu cuerpo con el mio. 

Te llevan lejos de mí.

He firmado un contrato donde alquilaba mi útero durante 9 meses. Pero te he sentido crecer en mi interior. Has sido parte de mí. Mi cuerpo te anhela, pero ya no estás.

Me quedo sola, con el bolsillo lleno pero el alma vacía, y con dolores post-parto, y con una episiotomía de 3 puntos, y con un desorden hormonal tiroideo de por vida, y con sangrado vaginal, y con debilidad y con estrías que me recordarán toda la vida que una vez te tuve dentro de mí.

Ahora entiendo que soy algo más que una vasija.
Fuente: Merakilabbe

Nota: Este artículo se enmarca en la sección Actualitat Feminsita de libre publicación del blog del MDD, cuyo objetivo, es promover la participación de las lectoras y lectores. El Moviment Democràtic de Dones no se hace responsable ni del contenido ni de la forma de los artículos publicados en esta sección, que no son editados. Puedes mandar el tuyo a mddonescat@gmail.com. Rogamos claridad, concisión y buena ortografía y una buena dosis de perspectiva de género

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada