Encarna Segura, MDD
Portada del libro: The sexual Contract, de Carole Pateman |
"La diferencia sexual
es una diferencia política, la diferencia sexual es la diferencia entre
libertad y sujeción. Las mujeres no son parte del contrato originario a través
del cual los hombres transforman su libertad natural en la seguridad de la
libertad civil. Las mujeres son el objeto del contrato. El contrato (sexual) es
el vehículo mediante el cual los hombres transforman su derecho natural sobre
la mujer en la seguridad del derecho civil patriarcal"
Doctorada en la Universidad de Oxford, la británica Carole
Pateman es teórica feminista, profesora de ciencias políticas y miembro de la
Academia Británica. Sus trabajos de investigación giran en torno al estudio de
la participación política, democracia, sexo e igualdad, en los que desafía las
ideas establecidas. Su aclamada obra El contrato sexual, es ya un referente del
feminismo.
La autora afirma en este trabajo que el verdadero pacto fundador
como base de las sociedades patriarcales es el contrato sexual, anterior, según
sus palabras, al que hasta ahora se creía que fundaba las sociedades humanas y
que Jean-Jacques Rossseau denominó el contrato social. El contrato sexual es un pacto entre varones
en el que establecen como distribuirse entre ellos el acceso al cuerpo de las
mujeres.
Mediante dicho contrato se mantiene a las mujeres sujetas y
subordinadas en la esfera privada dentro del llamado patriarcado de la
modernidad a través de los contratos que se derivan del principal: el de
matrimonio, de trabajo, de prostitución
y de subrogación de la maternidad.
Sobre el contrato: "El
contrato social es una historia de libertad, el contrato sexual es una historia
de sujeción. En contrato original constituye, a la vez, la libertad y la
dominación. La libertad de los varones y la sujeción de las mujeres se crea a
través del contrato original, y el carácter de la libertad civil no se puede
entender sin la mitad despreciada de la historia la cual revela cómo el derecho
patriarcal de los hombres sobre las mujeres se establece a partir del contrato.
La libertad civil no es universal. La libertad civil es un atributo
masculino y depende del derecho
patriarcal. Los hijos destronan al padre, no sólo para ganar su libertad sino
para asegurarse las mujeres para ellos mismos. Su éxito en esta empresa se
relata en la historia del contrato sexual."
"El derecho político
se origina en el derecho sexual o derecho conyugal, siendo el derecho paterno
no el origen, sino sólo una faceta más del poder patriarcal. El patriarcado
clásico se diferencia del patriarcado moderno porque precisamente este último
no responde al "derecho del padre". La sociedad civil actual no está
estructurada según el parentesco y el poder de los padres. Actualmente, las
mujeres están subordinadas a los hombres en tanto varones, no en tanto
padres."
Sobre la prostitución: "La
percepción de la prostitución como un problema de las mujeres está tan
arraigado que cualquier crítica de la prostitución acarrea muy probablemente la
acusación que los contractualistas contemporáneos formulan a las feministas:
que la crítica a la prostitución muestra menosprecio por las prostitutas.
Sostener que algo está mal con la prostitución no implica necesariamente un
juicio adverso sobre las mujeres que se comprometen en tal trabajo. Cuando los
socialistas critican el capitalismo y el contrato de empleo no lo hacen porque
menosprecien a los trabajadores sino porque son los defensores de los
trabajadores. No obstante, la apelación a la noción de falsa conciencia, tan popular
hace algunos años, sugieren que el problema del capitalismo era un problema de
los trabajadores. Reducir la cuestión del capitalismo a las deficiencias de
conciencia de los trabajadores desvía la atención del capitalista, el otro
participante en el contrato de empleo. De modo similar, el supuesto patriarcal
de que la prostitución es un problema de las mujeres asegura que el otro
participante del contrato de prostitución escape al escrutinio. Una vez que la
historia del contrato sexual ha sido contada, la prostitución puede ser vista
como un problema de los varones. El problema de la prostitución entonces,
aparece encapsulado en la cuestión de por qué los varones exigen que las
mujeres vendan sus cuerpos como bienes en el mercado capitalista. La historia
del contrato sexual también ofrece la respuesta: la prostitución es parte del
ejercicio de la ley del derecho sexual masculino, uno de los modos en que los
varones se aseguran el acceso al cuerpo de las mujeres."
Sobre la subrogación: "El
calificativo <subrogada> indica que el fin del contrato es hacer
irrelevante la maternidad y negar que la subrogada es una madre. La madre
subrogada recibe pago a cambio de firmar un contrato que permite al varón hacer
uso de sus servicios. En este caso, el contrato es para el uso de la propiedad
que la mujer posee: su útero."
"Un contrato de
subrogación difiere de un contrato de prostitución en que el varón no hace uso
sexual directo del cuerpo de la mujer; más bien hace uso indirecto por vía de
la inseminación artificial. La simiente del varón, para utilizar el lenguaje de
Locke, se mezcla con el útero de la mujer y si ella cumple su servicio
satisfactoriamente, él puede reclamar, por consiguiente, el producto como suyo
propio. El lenguaje de Locke permite ver cual es el nuevo camino por el que
transita el contrato. El contrato transformó el patriarcado clásico en moderno
pero con la invención del contrato de subrogación un aspecto del patriarcado
clásico ha regresado. Si el útero de una mujer no es más que una parte de su
propiedad con la que se halla extremadamente relacionada, es ella, pues, un
análogo de la vasija vacía de Sir Robert Filmer. Pero ahora se pueden hacer
contratos respecto de la vasija vacía a fin de que el varón la llene con su
simiente, otro ejemplo de la creatividad masculina, crea, en consecuencia, una
nueva porción de propiedad. Quizá el varón que hace un contrato de subrogación
puede ser comparado con un empleador que, según la doctrina del contrato, es el
principio creativo que transforma la fuerza de trabajo en mercancías. Sólo que
ahora puede hacer mucho más; en un giro espectacular de la tuerca patriarcal,
el contrato de subrogación permite al varón presentarle a su esposa un último
regalo: un niño."
A continuación, un recomendable análisis de El contrato sexual a
cargo de la profesora de ciencias políticas Anabella Di Tullio Arias.
(Universitat Pompeu Fabra)
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