Ante el reciente anuncio de la Generalitat de Catalunya planeando reconocer la práctica alquilar vientres de mujeres (eufemísticamente llamada maternidad subrogada) como una forma normalizada
y reconocida legalmente de reproducción y de paternidad/maternidad, queremos
manifestar:
-Nuestro rechazo absoluto a la
explotación de los úteros de las mujeres y de sus capacidades reproductivas en
favor de terceras personas.
-La práctica de alquilar vientres es una nueva forma de control sexual de las mujeres que implica la
pérdida de derechos tan básicos para la madre gestante como el de la filiación
materna y el derecho al aborto.
-No admitimos que, para que
algunas personas cumplan sus deseos de maternidad/paternidad, sean vulnerados
mediante contrato los derechos de mujeres y menores. No existe el derecho a
tener hijos como tal y nos negamos a que en nombre de ese supuesto derecho, se
puedan alquilar o comprar los cuerpos de las mujeres como objetos negociables.
-El contrato para alquilar vientres supone someter a la madre gestante a una serie de riesgos y
consecuencias negativas: los riesgos físicos y de salud derivados de los
procesos médicos requeridos para la consecución del embarazo como es la
multihormonación, el parto y los posibles riesgos de embarazo múltiple o
abortos selectivos. La madre es además sometida a presión psicológica para que
reconozca desde el principio que el bebé no es suyo y para que no establezca
ningún vínculo de apego y pueda entregarlo al nacer sin más. Las mujeres son
sometidas además a férreos controles durante el embarazo: alimentación,
costumbres y actividades diarias, vida sexual y confinamiento y pérdida de
libertad en los últimos meses para un control total. Si la madre no cumple con
las condiciones del contrato, puede ser sancionada económicamente de manera
severa. También se obliga a la madre gestante a aislarse de su entorno a partir
del 7º mes estando a merced de quienes pagan por el bebé como pase en Ucrania o
durante todo el embarazo en granjas como pasa en India.
-Los contratos para alquilar vientres incluyen la aberrante clausula que permite a los compradores del bebé
rechazarlo si presenta enfermedades o malformaciones, como si de un objeto defectuoso
se tratase.
-El alquiler de vientres suponen
un negocio muy lucrativo que se ampara en el neoliberalismo y la
mercantilización de los cuerpos, y que explota a mujeres pobres y en situación de extrema
necesidad y que no puede admitirse como técnica de reproducción asistida: LAS
MUJERES NO SOMOS CONTENEDORES, NI VASIJAS REPRODUCTORAS, NI MÁQUINAS DE CRIAR
BEBÉS A LA CARTA disponibles para comprar deseos y enriquecer a multiples
intermediarios.
-Ya se ha demostrado que
legalizar mediante una ley garantista no sirve (ejemplo en Inglaterra) porque
siempre habrá familias que vuelvan con bebés encargados a empresas que trabajen en países más
baratos y donde las gestantes no tengan ningún derecho reconocido
-Por todo ello, porque no todo se
puede comprar, ni alquilar ni vender, porque los deseos no son derechos, porque
las mujeres no somos vasijas ni los bebés mercancías, rechazamos que pueda ser
aceptada o regulada dicha práctica y exigimos su prohibición legal.
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